
MARK ASO ROLDÁN
Psicólogo Sanitario
Actualizada el 13/03/2020
¿Piedras en el propio tejado?
Existen tratamientos psicológicos que han demostrado su validez empírica para el tratamiento de los síntomas de la ansiedad. Sin embargo, hay personas que, aun conociendo su diagnóstico, siguen sin acudir a terapia. No importan los esfuerzos que hagamos para convencer a esa persona: él o ella siempre insisten en que los problemas «tampoco son tan graves». Y eso teniendo en cuenta que sus síntomas pueden ser muy variados: desde el temor extremo a ser avergonzado en público hasta el simple hecho de hablar ante desconocidos. Además, esta sintomatología puede haber afectado tanto a su vida privada como a su profesión y otras áreas importantes de su vida.
De acuerdo con el trabajo de investigación realizado por el Hospital General de Massachusetts (MGH), concretamente por Elizabeth Goetter (2020), evitar el tratamiento psicológico es frecuente entre las personas que sufren Ansiedad Social (TAS) y Ansiedad Generalizada (TAG), cosa que los excluye de poder beneficiarse de tratamientos que los puedan ayudar. De acuerdo con dicho estudio, a pesar de que la prevalencia de estos trastornos es realmente elevada (entorno al 30% entre los adultos de EEUU), y del precio individual, social, laboral y relacional que tienen que pagar, solo un cuarto de estas personas buscan tratamiento. Estos datos son realmente preocupantes, especialmente teniendo en cuenta, por un lado, que existen tratamientos seguros, efectivos y basados en la evidencia y, por el otro, que estas personas se encuentran grave riesgo de padecer otros trastornos como el consumo de sustancias, problemas médicos, aislamiento social y suicidio.
De hecho, son los mismos síntomas de la ansiedad, principalmente en lo referido al Trastornos de Ansiedad Social, los que impiden o dificultan que reciban el tratamiento que los pueda ayudar. La terapia, para estas personas, es percibida como una amenaza, donde aspectos de su intimidad, su privacidad o sus «defectos», las pueden avergonzar y generar sentimientos de culpabilidad. Detrás de todo esto siempre se encuentran preocupaciones constantes sobre el «qué pensaran».
Además de las barreras de la propia ansiedad excesiva, las cogniciones (pensamientos), la autoestima, y otros aspectos pueden contribuir a incrementar esa conducta de evitación. Por ejemplo, algunos factores demográficos como la raza y la etnia, el género, el nivel de ingresos, y la existencia de otros diagnósticos como el Trastorno de Depresión Mayor, fobias específicas, y el Trastorno Obsesivo Compulsivo.
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Según el citado estudio del MGH, entre los argumentos que dan aquellos que evitan recibir tratamiento, podemos enumerar dos principales:
- «Quiero solucionar mis problemas por mí mismo».
- «Problemas financieros logísticos».
Contrariamente a lo que se suele pensar, fueron los más jóvenes y no los mayores los que pusieron mayor número de barreras. Hay otros aspectos a destacar en este estudio, como el hecho de que son las minorías étnicas, junto con los solteros y aquellos que viven por debajo del umbral de la pobreza, los que muestran mayores reticencias a la hora de buscar ayuda. También es interesante ver que no hay diferencias de género o nivel educativo.
Por otro lado, la severidad de los síntomas también aparece como un escollo en cuanto a recibir tratamiento. En este sentido, son aquellos individuos con una sintomatología más grave los que ponen más barreras, razones y excusas para no buscar un psicólogo. Es decir, aquellos que se beneficiarían más de un tratamiento o terapia psicológica son los que suelen buscar menos ayuda.
Los resultados de este estudio nos muestran el rol que juegan los costes y beneficios percibidos a la hora de buscar ayuda. Por ello, resulta especialmente importante educar al público sobre las ventajas de la terapia psicológica y sobre la lucha contra el estigma en el tratamiento de la salud psicológica.
Referencias
Goetter, E. M., Frumkin, M. R., Palitz, S. A., Swee, M. B., Baker, A. W., Bui, E., & Simon, N. M. (2020). Barriers to mental health treatment among individuals with social anxiety disorder and generalized anxiety disorder. Psychological Services, 17(1), 5–12. doi:10.1037/ser0000254.