Psicosalut Centre de Psicologia Sanitària

Depresión y Duelo

MARK ASO ROLDÁN

Psicólogo Sanitario

Actualizada el 02/04/2020

Descripción general

La fluctuación del estado de ánimo es normal. Es común que en determinados momentos de nuestras vidas nos sintamos tristes, melancólicos, desanimados, abatidos, o irritables. De hecho, estas emociones también tienen una función adaptativa, como es recabar la atención y el cuidado de los demás, establecer una forma de comunicación de situaciones de pérdida o separación, o constituirse como un modo de “conservar energía” para poder hacer frente a procesos de adaptación.

El problema no viene tanto por el sentimiento en sí, sino por su duración, frecuencia, e intensidad, así como por una alteración del funcionamiento social, laboral o de otras áreas importantes de la vida. En estos casos es cuando se pasa de la normalidad a la patología. Por otro lado, sentimientos arriba descritos no solo afectan a la esfera emocional, sino que tienen consecuencias a nivel cognitivo, conductual, y fisiológico. Por este motivo, además de sentirnos emocionalmente tristes, nos podemos sentir agotados, sin ganas de hacer nada (abulia), y con llanto fácil.

Hay que dejar claro que la depresión no es una debilidad y que, muchas veces, la persona que la sufre no sabe encontrar el origen de esa tristeza intensa ni tampoco el momento en el que entró en ese estado. A menudo, suele ocurrir de forma paulatina, por lo que es difícil de detectar. Algunos trastornos depresivos son el Trastorno de Depresión Mayor, el Trastorno Depresivo Persistente (distimia), el Trastorno Disfórico Premenstrual, así como trastornos depresivos inducidos por sustancias.

Otros Trastornos Relacionados

El Trastorno Bipolar también lo podríamos incluir aquí por ser un trastorno del estado de ánimo y por alternar episodios depresivos con episodios expansivos, de euforia exagerada y elevada agitación, los cuales pueden estar acompañadas de delirios (técnicamente, este episodio se conoce como manía). En este punto hay que aclaraR una cosa muy importante: bipolar no significa que una persona tenga un estado de ánimo cambiante o alternante, sino simplemente a la presencia de un episodio de manía o hipomanía (menos intenso), tal y como se acaba de describir. Otros tipos de trastorno tienen muchos aspectos en común con los trastornos del estado de ánimo, como son el Trastorno de Ansiedad Generalizada y el Trastorno de Estrés Postraumático, ya que comparten con la depresión componentes como la disforia, el abatimiento y la tristeza.

Síntomas de la Depresión

Los signos y síntomas más comunes de estos trastornos se mencionan a continuación:

 

  • Estado de ánimo deprimido, esto es, sentimientos de tristeza, ganas de llorar, vacio o desesperanza.
  • Pérdida de interés por las cosas que antes lo tenían, y también del placer (anhedonia). Es decir, reducción de emociones positivas. Esto incluye a las relaciones sexuales, los deportes, etc.
  • Puede existir irritabilidad, frustración y arrebatos de ira.
  • Alteraciones del sueño, principalmente insomnio, ya sean despertares frecuentes o despertar precoz, aunque también se puede dar hipersomnia, acompañado o no de clinofília (tendencia excesiva a permanecer en la cama por las mañanas), y somnolencia diurna.
  • Apatía, falta de motivación y retraso psicomotor (lentitud para moverse, hablar o razonar).
  • Cansancio, fatiga y pérdida de energía. Esto implica que las tareas cotidianas cuesten mucho mayor esfuerzo que anteriormente.
  • Pérdida importante de peso aun cuando no se esté haciendo dieta debido a la pérdida de apetito. También puede ocurrir lo contrario, habiendo un incremento en el peso corporal.
  • Puede ser un episodio mixto, en el cual los componentes ansiosos estén muy presentes, así como agitación o inquietud.
  • Sentimientos de culpa, inutilidad y autorreproches. Puede incluir una fijación en acontecimientos o pequeños errores del pasado y pensamiento circular (rumiación).
  • Pérdida considerable de autoestima y de esperanza.
  • Aislamiento social.
  • Dificultades para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas.
  • Pensamientos sobre la muerte, ideación suicida, intentos de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo.
  • Molestias corporales difusas. Esto es, dolores de cabeza, espalda, estomago, náuseas, vómitos, estreñimiento, micción dolorosa, visión borrosa, etc.
  • También pueden aparecer problemas con el uso de alcohol o drogas.

Otros aspectos a tener en cuenta es que los síntomas depresivos pueden estar vinculados a periodos vitales. Por ejemplo, puede tener un patrón estacional, puede estar vinculado al periparto o al ciclo menstrual. El tipo de personalidad, acontecimientos vitales estresantes y el hecho de tener familiares de primer grado con algún trastorno depresivo, también son factores de riesgo importantes.

Trastornos Depresivos

Existen varios tipos de trastorno relacionados con un estado de ánimo deprimido:

  • Trastorno de Depresión Mayor: tanto este como el Trastorno Depresivo Persistente son los trastornos más conocidos. Son los que popularmente se conocen como “depresión”. Así, el Trastorno de Depresión Mayor se caracteriza por los episodios depresivos, los cuales pueden ser únicos, si solo se ha presentado una vez, o recurrentes, que implica que se ha vuelto a repetir en más de una ocasión. Puede presentarse con ansiedad, con características melancólicas (pérdida extrema del placer, falta de reactividad emocional, pérdida de peso, despertar precoz, empeoramiento matutino, o retardo psicomotor), o con componentes psicóticos.
  • Trastorno Depresivo Persistente (distimia): en este caso no hay episodios, sino que este estado de ánimo deprimido suele estar presente durante un periodo de tiempo mucho más extenso, la mayor parte del día y durante casi todos los días, pero generalmente de menor intensidad que el anterior. Puede pasar incluso que la persona afirme que «siempre ha sido así».
  • Trastorno Disfórico Premenstrual: este trastorno se presenta de forma cíclica y coincide con el ciclo menstrual. Se caracteriza por labiliad afectiva (cambios repentinos e intensos en el humor), disforia y síntomas de ansiedad que remiten alrededor del inicio de la menstruación o poco después. Para su diagnóstico es necesario que esta sintomatología afecte negativamente al funcionamiento laboral o social.
  • Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo: este trastorno ocurre en niños y adolescentes, entre los 6 y los 18 años de edad, con un inicio anterior a los 10 años. Su manifestación principal es una irritabilidad crónica, grave y persistente que se expresa mediante accesos de cólera frecuentes. Estos ataques ocurren en respuesta a la frustración, y puede limitarse a la agresividad verbal pero también se puede manifestar a nivel conductual, ya sea contra objetos, uno mismo u otras personas.
  • Trastorno Depresivo Inducido por una Sustancia/Medicamento: en este caso, la sintomatología depresiva está vinculada al consumo, la inyección o la inhalación de una sustancia (ya sea droga de abuso o medicación), y los síntomas depresivos persisten más allá del cese del consumo y abstinencia de la sustancia.
  • Síndrome Amotivacional: este trastorno no suele incluirse en la categoría de trastornos depresivos. Sin embargo, su característica esencial es la apatía y la pérdida de interés por hacer cualquier tipo de actividad, debido al consumo crónico de cánnabis. Lo incluimos aquí porque la sintomatología tiene muchos paralelismos con un trastorno depresivo, como la pasividad, la apatía, la falta de objetivos vitales, el conformismo, el aislamiento, la falta de emoción, la tristeza, la falta de afecto y la lentitud de movimiento.

El Duelo

Hay que distinguir un proceso de duelo de un Trastorno de Depresión mayor y dentro del duelo, hay que distinguir entre duelo normal y duelo patológico. Así, en el duelo normal, el afecto predominante es el sentimiento de vacío y pérdida, pero estos sentimientos disminuyen de intensidad a medida que pasa el tiempo y se acepta la pérdida. Otra característica singular del duelo es que estos sentimientos se producen en oleadas o punzadas de dolor, las cuales se asocian a pensamientos o recuerdos del difunto. Además, en las reacciones de duelo, tampoco suelen desaparecer ni el sentido del humor ni las emociones positivas, y la autoestima, por lo general, se conserva. En cambio, en la depresión, el estado emocional es más persistente, no se asocia a pensamientos o preocupaciones específicas como en el caso del duelo, y existe una disminución considerable para experimentar placer (anhedonia).

A nivel cognitivo, los pensamientos característicos de la reacción de duelo se relacionan estrechamente con los recuerdos del difunto y no tanto en la autocrítica y la rumiación pesimista del episodio depresivo.

Ahora bien, un proceso de duelo, por un lado, también puede ser un iniciador o disparador de un Trastorno Depresivo, por lo que los síntomas depresivos y el deterioro funcional tienden a ser más graves y de peor pronóstico. Por otro lado, la reacción de duelo se puede alargar mucho en el tiempo y pueden existir rabia, evitación excesiva de recuerdos, y serias dificultades para aceptar la muerte. Por ejemplo, puede haber la percepción de haber fallado al difunto (haber dicho algo de lo que posteriormente se arrepiente, no haberlo visitado con más frecuencia, no decirle lo mucho que le quería, etc). Además, pueden aparecer alteraciones a nivel social y de la propia identidad, como pensar que la vida no tiene sentido ahora que la persona ya no está, y tener pensamientos de muerte en el sentido de reunirse con él o ella. En este caso, estaríamos hablando de un Trastorno de Duelo Persistente.

Existen factores de riesgo importantes a la hora de desarrollar un Trastorno de Duelo Persistente, como la excesiva dependencia hacia la persona fallecida o si la muerte se percibe como injusta, como puede ser la muerte de un hijo. Por otro lado, las estadísticas indican que son las mujeres las que mayor riesgo tienen de padecer un duelo complicado.

Suicidio y Salud Psicológica

En el suicidio intervienen tres etapas consecutivas, que son el deseo suicida, la idea suicida y el acto suicida en sí mismo (exitus letalis). Por otro lado, también hay que distinguir esto de la “conducta suicida”, que no es más que toda acción voluntaria, llevada a cabo para causarse algún tipo de lesión, independientemente del método empleado, su letalidad, y de que se acabe produciendo la muerte o no.

En cuanto a sus causas, habitualmente el objetivo es alejarse de una situación vital que se percibe como imposible de manejar. Es decir, se busca el alivio o la finalización de pensamientos negativos, sentimientos de vergüenza o culpa, sentirse víctima, o pensamientos de rechazo o soledad.

Entre las situaciones desencadenantes, podemos enumerar:

 

  • Crisis emocionales, como por ejemplo un Episodio Depresivo Mayor.
  • Muerte de un ser querido y proceso de duelo.
  • Adicciones, tanto a sustancias ilícitas e ilícitas, como ludopatía y ciberadicciones
  • De hecho, los ancianos representan la tasa más alta de suicidio.
  • Enfermedades físicas graves.
  • Procesos de gran estrés, como situaciones de desempleo, problemas económicos graves, pérdida de movilidad, desfiguración o dolor crónico.
  • Rupturas sentimentales.

En este aspecto, también hay que tener en cuenta que, pese a que las mujeres presentan una ideación suicida más prominente así como mayores intentos de suicidio que los hombres, son estos últimos los que realizan un mayor número de suicidios consumados. Esto se debe a que la metodología utilizada es más finalista y violento, como armas de fuego, ahorcamiento, precipitación al vacío o envenenamiento por gas. En cambio, las mujeres suelen realizar sobreingesta de psicofármacos, ingesta de veneno o incisiones cortantes.

Como se ha visto más arriba, pues, en ambos casos, tanto en los Trastornos Depresivos, como en el Trastorno de Duelo Persistente, puede aparecer ideación suicida y pensamientos relacionados con la muerte.

Estos pensamientos sobre la muerte y el suicidio pueden adquirir una forma, o bien pasiva, como el no querer despertar por la mañana o la creencia de que los demás estarían mejor sin su presencia, o bien activa, habiendo una planificación específica. Esto es, haber adquirido materiales para llevarlo a cabo, haber seleccionado un lugar y una fecha específicos, haber dejado las cosas en orden, como facturas pagadas, haber actualizado el testamento, etc.

Si este es tu caso, por favor, contacta con PSICOSALUT en la mayor brevedad posible

Cuando Consultar al Psicólogo

Los sentimientos de tristeza forman parte de nuestra vida y nos van a acompañar siempre. No conoceríamos la felicidad si no hubiésemos experimentado nunca qué es sentirse triste y decaído. A menudo, solemos alcanzar unos niveles de tristeza y anhedonia patológicos sin darnos cuenta, de forma paulatina, entrando gradualmente en un círculo vicioso que engloba pensamientos, abandono de actividades, sentimientos de culpa y vergüenza, y aislamiento social. Por ello, PSICOSALUT recomiendo hacerse una revisión periódica anual con el objetivo de monitorizar nuestros sentimientos para poder destapar una emocionalidad de riesgo.

Espiral depresión

Además, consultar al psicólogo se convierte en imprescindible cuando:

 

  • Has perdido el interés por cosas que antes te gustaban
  • Te sientes mal, triste y la sensación de estar “por los suelos”
  • Te sientes cansado, no tienes ganas de levantarte de la cama, a pesar de no poder dormir
  • Constantemente piensas en errores del pasado y sientes una vergüenza constante
  • Consumes alcohol o drogas
  • Tienes pensamientos o conductas suicidas (si es el caso, necesitar tratar tu estado emocional inmediatamente).

El consejo que damos desde PsicoSalut es que acudas a tu psicólogo antes de que los sentimientos de tristeza empeoren. De esta manera, mediante un análisis funcional de la conducta podrás aclarar el origen de tu estado emocional y te ayudaremos a encontrar las soluciones.